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En 1933 se crea una de las “comunidades del saber” más importantes que se han dado de forma manifiesta en la humanidad y que creó un movimiento psíquico de Conocimiento que llegó hasta 1988 y que aún sigue, de alguna manera entre sus seguidores.

El Alma Mater que la fundó fue Olga Fröbe-Kapteyn en Ascona (Suiza), siguiendo su instinto de  Conocimiento y de saber, esa intuición  que existe y se apodera de algunos  hombres. El nombre vino  dado a través de Otto: ÉRANOS, que viene a significar banquete, no solo comían, sino que alimentaban el Alma hasta donde pudieren y llegaren, tan lejos como hemos visto. Su genio fue Jung y allí se reunieron los que portaban la esencia y las ganas de explorar, descubrir, experimentar la Psique en su totalidad como Misterio y Sabiduría.

Entre ellos se fueron entrelazando e interaccionando, curiosamente, sincrónicamente amistades, que parirían una luz, un saber lejos y al margen de las restricciones y límites académicos lo cual les daría la libertad de avanzar hacia esa parte desconocida de la psique del hombre. Entre ellos estarían Corbin, Elíade, Wilhelm, M. L. Von franz, Neumann,  y tantos hombres del saber, exploradores de la energía, que pasaron por allí y que después alimentarían con sus obras, nacidas de aquella expresión espontánea y entregada, a muchas generaciones venideras.

Su interés central era el SÍMBOLO, la vivencia y experiencia simbólica que llega a transformar la visión del Alma, haciendo un puente entre Oriente y Occidente, no solo en el conocimiento erudito e intelectual, sino en un conocimiento más introspectivo, en una reunificación interna que retorna y se mueve entre la vida y la muerte dando lugar a un Camino de Individuación, donde el ser se encuentra con el Ser.

La vivencia del símbolo como floración espontánea de la imagen, como puente entre todos los saberes y mundos interiores  “Mundo imaginal” a diferencia de la alegoría como expresión buscada, querida, construida. En uno hay revelación, en el otro está el intelecto. En el mundo del medio es donde pueden manifestarse los arquetipos como imágenes primordiales, donde lo corpóreo toca lo espiritual y lo espiritual se acerca y se manifiesta para la “visión del hombre” y su atestiguamiento.

Se descubren las constelaciones simbólicas, la relación y solidaridad entre los mismos símbolos creando una diversidad maravillosa y asombrosa donde el Misterio para el hombre tiene su lugar.

El Libro Rojo de Jung es un manifiesto de este camino que recorre el Alma en su viaje de individuación, a través de la introspección y de sellar, dando vida y muerte a las imágenes y a las ideas en una danza creativa, trayendo   las experiencias al corazón de una Sabiduría que no puede ser descifrada en su totalidad para aquellos que la observamos desde fuera. Los cuadernos negros no podían salir a la luz hasta no completar su ciclo de evolución y entendimiento para el creador y para sus estudiosos.

El libro Rojo dura unos 15 años, hasta 1930 donde Jung da paso al estudio profundo de la Alquimia y La gran Obra. En 1950 hará unos añadidos, pero la semilla ya estaba fructificada.

Fermina Pulido
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Psicóloga en PsicoAljarafe
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