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La imagen de la serpiente ha estado presente desde la antigüedad tanto en los  templos, como en sus  diosas, así  como invariablemente,  en los sueños femeninos. Pareciese  que la naturaleza psíquica se encaprichara en recordarnos que no hay olvido, que una de las tareas conscientes de la mujer es ese viaje ctónico que nos introduce en las fauces de nuestra propia oscuridad y poder íntimo,  para recobrar lo que allí, en algún momento del camino, dejamos prendido y casi escondido, cuando no custodiado por barreras invisibles que no nos han permitido el acceso, ni siquiera a nosotras mismas, aún portandolo en nuestro interior.

Hay una ceguera tanto del mundo que nos rodea, como de nuestra propia visión y sentidos hacia nosotras mismas y que cuando roza un atisbo de consciencia en sueños, que es donde podemos aparcar nuestras defensas, lo parimos, traemos y le damos la luz con sufrimiento, por el temor del cambio que presentimos y que ha sido  engendrado en la matriz de nuestros corazones, pero inevitablemente cuando esto llega a sentirse, es que   la muda de piel ha comenzado y  el arquetipo hace su  presencia.

En muchos  mitos y la  figuras que los representan,  es usual encontrarnos con imágenes femeninas rodeadas de serpientes en vestidos, en brazos, incrustadas en adornos tanto estratégicos y guerreros, como de sabiduría y danza ….como si se hubiese quedado intrínsicamente enroscada dentro de nuestra naturaleza más desconocida, para llegado el momento saltar a la realidad conocida, reclamando el estado consciente, donde un tiempo fue la artífice de la reconstitución, de la transformación, del cambio, representando el movimiento  vívido y mutante que subyace en la energía de lo femenino, lejos de aquella pasividad que las culturas y sociedades solares y patriarcales se empeñaron en mostrar, para así olvidar, reprimir  y prescindir de ese poder latente,  deslizante, enérgico en otra vertiente , de la representación del Todo   y que complementa  a la energía manifiesta y atrevida de lo masculino.Este es el poder simbólico de la Serpiente.

Cuando aparece en los sueños femeninos, es sobrecogedor, manifiesta un conflicto y casi siempre, una lucha como representación de algo nuevo, desconcertante y no menos temeroso. Es, sobre todo en los primeros sueños con este simbolismo,  primordialmente  desconocido, en los que   la soñadora  suele aproximarse a esta configuración de la serpiente con cautela, hasta que va reconociendo, olfateando, sintiendo, el propio Poder sobre su vida. El cambio comienza a  producirse cuando deja de temerla y puede ver en esta figura salvaje la belleza e incluso la hermosura. Siente que podría ser tragada, devorada, pero esta serpiente  no le da su veneno, ni la soñante siente   repulsión por la visión  que está presenciando, muy al contrario  se manifiesta la consciencia  de su respeto por el poder del cual está siendo testigo en su sueño, con la duda que aún se aposenta en su corazón por sentir lo salvaje y lo independiente de esta complejidad inteligente y viva a través de este símbolo que la sobrecoge o asusta…..Pero ahí sigue.

Despierta de este sueño  con un nuevo compromiso hacia ella misma, aún inconsciente para ella, sacado de su sombra, haciéndolo, gestándolo en el estado de ensoñación, donde solo pueden darse los cambios incosncientes que preceden a una muda de piel en la consciencia de la mujer.

Cuando una  mujer comienza a reclamar su autoridad, comienza a tomar decisiones en la vida o se vuelve consciente de su dinamismo poderoso y psíquico, se hace dueña de su camino y se alía con su corazón sabio, aquel que la dirige hacia su conocimiento esencial, entonces es usual que comiencen a aparecer imágenes de serpientes en sus sueños, porque la serpiente represente, entre otras cosas, esta nueva fuerza que ha estado arraigada en su psique sin saberlo y sin ser utilizada, ni vivida, pero que la ha estado amantando y nutriendo en su oscuridad, en su parte más olvidada y desconocida para ella.

También representa un poder fálico y masculino, lo cual nos habla del momento y de la relación, del desarrollo y la manifestación del ánimus en la mujer. En el sueño la mujer se da cuenta del poder que emana, si esta serpiente es macho o es hembra  y ello nos clarifica y nos ayuda a ver la fuerza del momento que es reclamada en la consciencia y que clama por salir desde la oscuridad de la sombra, para dejar su ocultamiento y mostrar y trabajar el poder que conlleva el saber de la existencia de esta fuerza interna y lo que simboliza para su camino en este  momento de su vida.

Abordar este poder no siempre es fácil para las mujeres que nunca habían tenido esta sensación de que este potencial habitaba dentro de ellas, por lo que la precaución y a veces las defensas, cuando no, resisitencias pueden hacerse visibles en la consciencia  con el consiguiente dolor, un dolor que conlleva recobrar lo que olvidaron de ellas mismas, pero que saben en el fondo de su alma, que tienen y son, comenzando así un trabajo de reconstrucción, aceptación y por qué no?, de aventura interna que les llevará a un nuevo descubrimiento de sí mismas, siendo nutridas y alimentadas  psíquicamente  de forma diferente.

Esta representación de Lo Femenino, olvidado y enterrado, llegado el momento que el Sí Mismo muestra, puede alentar, nutrir, reconfigurar,  al tiempo que alertar, girar, cambiar,  el proceso terapéutico y el camino de individuación.

Fermina Pulido
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Psicóloga en PsicoAljarafe
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